domingo, 10 de agosto de 2008

Domingo 10 de agosto de 2008
Publicado por LA VOZ DEL INTERIOR - CORDOBA


Abba y el cine
BAILANDO EN LA BUTACA
Llega el filme que adapta el exitoso musical basado en canciones de Abba.Pero el cine abordó el fenómeno mucho antes y desde varios ángulos.

Miguel Peirotti
De nuestra Redacción
mipeirotti@lavozdelinterior.com.ar

La adaptación del musical Mamma mia! que se estrena el jueves, lleva el título de la famosa canción homónima de ABBAy está inspirada en sus éxitos. El espectáculo teatral ya fue visto por 30 millones de personas en todo el mundo desde su estreno en 1999 y a través de sus 12 montajes simultáneos ha facturado 2.000 millones de dólares. Abba se disolvió en 1982 tras una década en actividad y sus ventas globales suman 350 millones de discos. Uffff... ¡ cuántos números!

Pero el imparable cuarteto integrado por Björn Ulvaeus, Benny Andersson, Agnetha Fältskog y Anni-Frid Lyngstad, eyectado a la fama en 1974 gracias a su triunfo en Eurovisión con Waterloo, ha inspirado también otras películas, directa o tangencialmente. “El éxito te da la posibilidad económica de hacer lo que quieras. Te cambia la vida y te da absoluta libertad”, dijo Benny Andersson, el barbudo sonriente.

El cine se hizo eco de su máxima y mínimamente se animó. Mamma mia! cuenta la historia de una hija que se casa y de una madre algo promiscua en Grecia. Pero no es la única voz de ABBA que se amplificó mediante fotogramas. Esperando el estreno de la película protagonizada por Meryl Streep y Pierce Brosnan, aprovechamos para repasar, de Australia a Irán, las canciones de Abba que han sido utilizadas para acompañar historias sobre represión y liberación.

ABBA, la película” (1977), de Lasse Hallström. Una película hecha expresamente para graficar en imágenes la brillantina del megaéxito de ABBA durante una gira por Australia. A puro backstage, la historia se deja eslabonar a través del seguimiento obsesivo que le hace un conductor de radio a la banda con el fin de entrevistarla. Se escucha la hipnótica e “himnótica” Dancing queen por primera vez en una sala de cine. Filmada durante los conciertos que ABBA dio en las ciudades de Sydney, Melbourne, Perth y Adelaide.

Las aventuras de Priscilla, reina del desierto” (1994), de Stephan Elliott. Un grupo de travestis atraviesa Australia para actuar en un resort. En el camino, desértico, se llenan de tierra. Pero la purpurina combina con cualquier polvo. Tacones lejanos, historias de aceptación personal y la comprensión del espectador a través de las más insignificantes diferencias personales que cada uno sabrá. La estética de ABBA se filtra en un país muy lejos de Suecia y sus canciones catalizan al ansia identitaria de sus personajes. La realidad del pensamiento único, hecha trizas. Oda a la tolerancia.

El casamiento de Muriel” (1994), de P. J. Hogan. A kilómetros de Priscilla había otra chica muerta por ABBA, pero más dispuesta a casarse que a comprar tickets de sus conciertos. Todo lo que quería Muriel (trabajo consagratorio de la australiana Toni Collette) era probarse un vestido de novia y probarse a sí misma que no es tan impresentable como las tilingas de sus compañeras le hacen creer. No aparece el grupo, pero es la película que más canciones de ABBA incluye y el director las vuelve a contextualizar dentro del imaginario casamentero de Muriel con emotividad adherente.

Yo los declaro marido y Larry” (2007). La visión de los matrimonios gay malentendida y peor abordada por un Adam Sandler que sabe hacer reír mejor con exploraciones cómicas de otros arquetipos. Lo peor no es que sea homofóbica casi sin quererlo, sino que campee a sus anchas por el camp y lo bastardee con lugares comunes dignos de una tarde en Falabella comprando sábanas. La cultura homosexual no puede excluir estribillos de ABBA, para seguir con el cliché. Dos bomberos deciden casarse por razones económicas. Pero los dos son demasiado heterosexuales.

Persépolis” (2007), de Marjane Sapriti y Vincent Paronnaud. Nominada al Oscar a la mejor película extranjera y ganadora del premio del jurado en Cannes, la estremecedora película animada de la iraní Marjane Sapriti, basada en un cómic autobiográfico que ella misma adaptó junto a Vincent Paronnaud, nos deja asistir al viaje entre Irán y Occidente de una joven de buena familia de Teherán en plena convulsión política. La referencia a ABBA es utilizada para mostrar la permeabilidad de todas las culturas en un contexto globalizado. Un ABBA políticamente didáctico.

El Súper Agente 86” (2008), de Peter Segal. El zapatófono de Maxwell Smart todavía no viene con el dispositivo bluetooth: demasiado digital para sus artilugios analógicos de laboratorio. Pero el súper agente menos presentable de Control se las ingenia para dejar sonar una sola vez la vitamínica Take a chance on me en una escena de delirio y felicidad eruptiva. La imperturbabilidad de Max (aquí interpretado por Steve Carell) encuentra en sus estrofas su propio oasis expresionista. Eso sí, nos dejó con las ganas de ver a la 99 bailando Chiquitita. ¿Dime por qué?